La angustia que sentimos es proporcional al nivel de entropía que presenciamos.
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La hora del impaciente siempre llega tarde.
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El amigo de nuestro amigo es nuestro enemigo, y más aún cuando también es nuestro amigo.
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Eres lector si y solo si disfrutas más de leer libros que de comprarlos.
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Al partirse sus ramas, ¿los árboles no expresan su dolor, o somos los humanos los que no lo percibimos?
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El exceso de entusiasmo por la vida es una compensación por no estar satisfecho.
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No es el tiempo lo que cura las viejas heridas, sino el hecho de que haya nuevas heridas que curar.
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Para aprender de los errores, nada como tener éxito.
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Dime lo que evitas hacer y te diré en lo que te has convertido.
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Aprender es fácil; lo difícil es seguir aprendiendo.
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Generosidad no es dar cuando te lo piden, sino cuando sabes que lo necesitan.
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La ignorancia ve posibles aciertos; la sabiduría, errores certeros.
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La tecnología, cuando es lo suficientemente nueva, es indistinguible de la brujería.
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¡La de vueltas que da la ida!
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¿Qué no te cambia la vida?
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Cuanto más te acercas a la perfección, más lejos te sientes de ella.
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Los que más abogan por la transparencia son los más propensos a corromperse.
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Lo peor que puedes hacer a quien te ha decepcionado es echárselo en cara.